Grupo de Montañeros Vetusta

Próximas actividades

EXCURSIÓN 24/03/2024

EL FACEU. SIERRA DEL SELLÓN

Este domingo, que nuestro grupo cumple 81 años, ascenderemos al pico El Facéu, de poca altura y escasa entidad, si es que esa calificación se pueda hacer de alguna montaña, pero con excelentes vistas.

LEER MÁS


PROYECCIÓN 21/03/2024

UN VIAJE DE 81 AÑOS

Desde 1943 hasta 2024

LEER MÁS


FIN DE SEMANA 19/04/2024

SORIA (Completo)

El próximo martes 05/03 comienzan las inscripciones para nuestro viaje a Soria que nos llevará al Moncayo, techo de la provincia de Zaragoza, y al pico Frentes

LEER MÁS


Subvenciona

SIGO SIENDO FURTIVO

FRANCISCO BALLESTEROS VILLAR Viernes, 04 de Enero del 2019

Recibida autorización, reproducimos el artículo de opinión de Francisco Ballesteros Villar, publicado en el diario La Nueva España del jueves 3 de enero de 2019. Su contenido lo suscribimos íntegramente. Desde el G.M. Vetusta, como se ha hecho siempre, seguiremos defendiendo la compatibilidad de la defensa del medio ambiente, con la práctica del montañismo.

Recorte de La Nueva España
Recorte de La Nueva España

Recorte de La Nueva España
Recorte de La Nueva España

SIGO SIENDO FURTIVO

Hace ya un tiempo, con ocasión de la aprobación del anterior Plan Rector del Parque Nacional de los Picos de Europa, publiqué en LA NUEVA ESPAÑA un artículo declarándome montañero furtivo ante las normas prohibitivas (y absurdas) que contenía dicho Plan. Éste fue felizmente suspendido por decisión judicial y estuvimos varios años sin dichas normas sin que el Parque sufriera daño alguno, lo que evidencia que no es necesario ni urgente ese ordenamiento. No nos olvidemos de un hecho que es obvio: los Picos de Europa han llegado a nuestros días conservados durante siglos por sus mejores ecólogos, los pastores, sin necesidad de Parque alguno.

Me atrevo a decir más. Se han conservado mejor que con las normas restrictivas del Parque.

Pero los órganos rectores del Parque han decidido poner en vigor un nuevo Plan Rector incurriendo en las mismas prohibiciones ridículas e innecesarias y aumentándolas con nuevas disposiciones  que generan repulsa en los colectivos afectados. Antes de entrar en el rápido análisis de ellas, digamos ya que tal parece que el Parque entiende que regular un espacio consiste en prohibir actividades, pero no en su fomento. Así, en una atenta lectura de sus normas descubrimos limitaciones continuas para   los   lugareños, para los ganaderos, para los hosteleros, para los montañeros y para todos los colectivos que vivan o quieran disfrutar de los Picos de Europa; pero no vemos normas sobre los lobos y demás depredadores, no encontramos disposiciones que regulen las inmediatas y justas indemnizaciones a que tienen derecho los pastores por los daños ocasionados por los animales salvajes en sus rebaños o en sus tierras (estableciendo unos baremos apropiados y no ridículos y unos plazos perentorios para su abono, fijando unos intereses en el caso de demora en el pago de las indemnizaciones), no existen subvenciones para la reconstrucción o mantenimiento de las seculares majadas, no existen programas destinados a recuperar los viejos y tradicionales senderos, que parecen perdidos para siempre ante la satisfecha y complaciente inactividad de los responsables del Parque.

Las normas prohibitivas se extienden ahora al libre acceso a los Lagos de Covadonga de los vehículos particulares durante todos los fines de semana, momento en que los pastores suben a controlar sus ganados, en que más acuden los montañeros a realizar sus actividades y en que mejor rendimiento tiene la hostelería. Nada de esto importa al Parque; lo importante es prohibir aunque no haya razones para ello. Los montañeros tendremos que volver a la época de mis inicios, cuando la subida a los lagos desde Covadonga era la primera etapa de nuestro adentramiento en los Picos por la ausencia del tráfico rodado. Subíamos andando bien por el valle de Braña Mera y por La Huesera, bien por Orandi y la Canal de Severín. ¿Quién nos iba a decir que íbamos a volver a nuestros orígenes gracias al Parque? Claro que también tenemos la opción de olvidarnos del acceso por Covadonga y buscar el viaje por otros lugares, con gravísimo deterioro para la hostelería de la zona, contingencia que no le preocupa al Parque.

El Plan regula que los montañeros y demás usuarios podrán caminar libremente por el terreno de los Picos hasta los 1.800 metros. A partir de ese nivel, tendrán que seguir por los caminos. Esto nos lleva a preguntarnos si los sesudos autores del Plan han salido alguna vez de sus cómodos despachos y si conocen los Picos de Europa. Así que, pendientes de nuestro altímetro para saber si hemos llegado a los 1.800 metros, tenemos que seguir por los caminos. ¿Qué caminos? ¿Dónde están esos caminos? ¿Cuál es el “camino” para ascender Torrecerredo o Peña Santa? ¿Serían tan amables los rectores del Parque de indicarme el “camino” del Pico Los Cabrones? ¿Tendré que buscar ansiosamente el “camino” para alcanzar la cumbre del Urriello? ¿Habré de pararme y dar la vuelta al llegar a los 1.800 metros de altitud si no veo un camino perfectamente diáfano y marcado? ¿Publicará el Parque el mapa de los caminos oficiales para llegar a las alturas de los Picos, es decir, de los tres Macizos? Estoy seguro de que ese mapa será más divertido que La Codorniz y quedará ante la historia como una publicación  destinada al regocijo público.

Por último, el Plan declara prohibido el recorrido por diversos lugares, lugares que rara vez reciben la visita humana. Entonces, ¿para qué la prohibición? ¿No comprenden que esa limitación puede tener un “efecto llamada”? Mi último libro está dedicado a la garganta del Dobra y para su elaboración he recorrido palmo a palmo ese extraordinario tajo; nada quedó por andar. Jamás mis compañeros y yo nos hemos encontrado con otros visitantes. Sin embargo, alguna zona se ha declarado prohibida. ¿Para quién? Pregunto esto porque si es para quienes hemos disfrutado del enorme gozo de conocer esos maravillosos ámbitos, de recorrer parajes inconcebibles, de adentrarnos por rincones de ensueño, de extasiarnos con la contemplación de panoramas insospechados, no lo van a conseguir. Nadie va a limitarme o impedirme que siga disfrutando de esas bellezas o de esas actividades alpinas en el poco tiempo que me queda para la vida activa del montañismo.

Por eso me vuelvo a declarar furtivo, voy a seguir yendo a donde siempre fui. No acepto prohibiciones absurdas, infundadas e innecesarias; e invito a todos mis compañeros montañeros, a los grupos de montaña, a la Federación a que muestren su más decidida y enérgica oposición a tales normas prohibitivas, al igual que parece que ya van a hacer los colectivos de ganaderos y hosteleros.

No les pido que realicen manifestaciones callejeras, que a nada conducen. Sugiero que se olviden de esas limitaciones y que hagan acto de presencia en esos ámbitos, demostrando así su repulsa a quienes quieren coartar nuestra libertad. Por mi parte, quiero manifestar que ya he programado, junto con mis compañeros habituales, una próxima excursión por una de esas zonas prohibidas. Cuando se enteren los rectores del Parque de nuestra presencia en esos sitios, ¿irán a localizarnos, encontrarnos y sancionarnos? Si es así, al menos habremos conseguido algo importantísimo y hasta ahora impensable: que salgan de sus despachos y que conozcan los Picos de Europa.

 

Francisco Ballesteros Villar